¿Alguna vez has pensado empezar de cero en otra ciudad? Fue entonces cuando todo cambió. Justo al acercarme a aquel viejo cartel de madera escrito en francés que vendían en un anticuario improvisado de Madrid. Aux tissus des Vosges, Alice HUMBERT, nouveautés. Entré sin decir nada. Tenía la mirada perdida del que logra lo que quiere. En pocos segundos presentí un vuelco y una irreprimible necesidad de cambiar de vida. Traducido quería decir: tejidos de los Vosgos, Alice Humbert, novedades. Significaba más, mucho más... Màxim Huerta nos transporta al París de los felices años veinte de la mano de dos mujeres maravillosas, irresistibles y arrebatadoras. Una novela conmovedora, sensible y terriblemente sentimental que te hará soñar. Sin duda alguna, el libro más romántico del año.
Die schüchterne Teresa, die Farben und Stoffe liebt, entdeckt in einem Trödelladen ein altes Ladenschild, das sie zu einem ehemaligen Stoffladen in Paris führt. Dort kauft sie das Lokal und findet Fotografien der früheren Besitzerin Alice Humbert, deren Leben auf geheimnisvolle Weise mit ihrem eigenen verknüpft ist.
Ícaro vive con resignación la decadencia del matrimonio de sus padres, la angustia de su madre por el futuro que tendrán que afrontar solos, la confusión de su padre, la inquietud de toda la familia. Pero, mientras el niño despierta a la sexualidad gracias a la complicidad de un compañero de colegio, un día también descubre con asombro que tiene un don, es capaz de volar. Esto lo convierte en una persona admirada por sus vecinos, pero también en alguien diferente. En mitad de sus revueltas, los padres quieren protegerle, pero lo único que él necesita es comprensión, aceptación y cariño para completar su educación emocional y encarar el angosto pasadizo que nos conduce de la adolescencia a la madurez. Con el amor bastaba es una emocionante novela que pone el foco en la única vía de salvación frente a los desencuentros, frente a las diferencias: el amor.
Una carta de amor de Máximo Huerta a la literatura y un homenaje a todas las librerías.«El pueblo, dormido en la memoria durante años, despertó para mí (…) Doña Leo, mi perra, a tirones, me llevaba de un sitio a otro, saludando árboles y esquinas que ya empezaban a ser de nuevo familiares por habituales; el micro mundo del sofá y la cama se ofrecía nuevo en cada plaza (…) Una mañana de no sé qué mes, solo recuerdo el frío, apareció el deseo: -Mira esa fachada. Mira esa tienda vacía».Las primeras líneas de esta historia nos invitan a un fascinante viaje en el tiempo. Máximo Huerta regresa a Buñol para cuidar a su madre y los recuerdos se amontonan: las primeras lecturas, los vecinos, los días de lluvia, las tardes de rotuladores, chocolate y el abrigo de las primeras lecturas. «Sin leer estaría muerto», reconoce el autor.Mi pequeña librería es un canto a la vida de los grandes personajes, de las buenas historias, aquellas que nos descubrieron territorios infinitos, esas que, como este libro, se quedarán para siempre en nuestro corazón.
Margarita Gayo, reina indiscutible e indiscutida de la televisión, recibe una carta de la revista TP que hará tambalearse su vida: quieren darle el premio a toda una carrera... Lo que debería ser motivo de alegría se convierte en una auténtica pesadilla. ¡La están llamando VIEJA! ¡¡¡Le están anticipando la jubilación!!! Desde ese mismo día Margarita vivirá sin vivir en sí. Tiene que hacer algo. Por ejemplo, acercarse a la clínica de su amiga Rita para que le dé unos pinchacitos que la hagan parecer más joven, irse de compras a las tiendas haute couture para darse un baño de masas y quitarse la depresión, programar un viajecito a París para adquirir el último modelo de Christian Lacroix... Y todo ello mientras los problemas se suceden a su alrededor: Luchi Lobo, que fue salir de Miss España, ponerse unos pechos enormes en la clínica Mallorca y tener programa para ella solita, le quiere quitar su puesto; en su pueblo, en vez de ofrecerle una plaza conmemorativa, sólo le dan una simple calle... y encima, en París, conoce a un modelazo guapísimo, divertido e inteligente de sólo ¡23 años! que la seduce y la conquista. Y así transcurre su vida hasta que llegue el día de la gran gala, ensayando el discurso una y mil veces: “El PREMIO que hoy tengo entre manos quiero que sea el alimento profesional de todas las demás aspirantes a presentadoras, todas esas misses, putones verbeneros, lobas, carroñeras, perras, busconas, zorrongas, descentradas, arribistas, liantas, alimañas peliteñidas, siliconadas, bichos, perversas, sabandijas, bestias, musarañas, rastreras escotadas, minifalderas golfas y frescas que empiezan en la televisión”...